San Gonzalo es un santo muy venerado en Portugal, especialmente en la ciudad de Amarante, donde vivió gran parte de su vida como religioso dominico. Su historia está llena de anécdotas curiosas, milagros sorprendentes y devociones populares. En este artículo te contamos algunos detalles sobre su vida, sus obras y su legado.
¿Quién fue San Gonzalo?
San Gonzalo nació en el año 1186 en Tagilde, una localidad del reino de Portugal. Era hijo de una familia noble y desde pequeño mostró una gran inclinación por la vida religiosa. Recibió una buena formación por parte del arzobispo de Braga, quien le ordenó sacerdote y le encomendó la abadía de San Pelayo.
San Gonzalo se destacó por su entrega a los fieles, su caridad con los pobres y su sencillez de vida. Pronto sintió el deseo de peregrinar a Tierra Santa, donde vivió una profunda experiencia de fe. Dejó el monasterio a cargo de un sobrino suyo, pero al regresar después de catorce años, se encontró con que el convento estaba relajado y desviado. Tuvo que expulsar a su sobrino con mucho dolor de corazón.
Después de esta prueba, San Gonzalo pasó por diversas etapas: la vida eremítica, la vida mendicante y la vida dominica. Con la autorización de sus superiores, se retiró a un oratorio en Amarante, donde llevó una vida más mística y contemplativa. Allí realizó muchas obras de misericordia y milagros que le hicieron famoso entre el pueblo.
San Gonzalo murió en el año 1260, después de una grave enfermedad. Se encomendó a la Virgen María, a quien tenía una gran devoción. Fue beatificado por el papa Julio III en 1561 y es considerado popularmente como santo.
¿Qué curiosidades hay sobre San Gonzalo?
La vida de San Gonzalo está llena de episodios curiosos que muestran su santidad, su humildad y su sentido del humor. Aquí te contamos cinco de ellos:
- Cuando era niño, se cuenta que hizo brotar agua de una piedra para saciar la sed de unos pobres.
- Cuando peregrinó a Tierra Santa, se dice que atravesó el mar Mediterráneo caminando sobre las aguas con un bastón.
- Cuando vivía en Amarante, se cuenta que construyó un puente sobre el río Támega con la ayuda de unos ángeles.
- Cuando estaba enfermo, se dice que curó a un ciego con solo tocarle los ojos con sus manos.
- Cuando murió, se dice que se oyó una música celestial y que su cuerpo desprendía un olor fragante.
¿Qué milagros hizo San Gonzalo?
San Gonzalo fue un santo taumaturgo, es decir, que hizo muchos milagros por la gracia de Dios. Algunos de los más conocidos son:
- Multiplicó el pan y el vino para alimentar a los pobres y a los peregrinos que acudían a él.
- Resucitó a un niño que se había ahogado en el río Támega.
- Liberó a un hombre poseído por el demonio con solo hacerle la señal de la cruz.
- Salvó a una mujer embarazada que estaba en peligro de muerte al dar a luz.
- Protegió a la ciudad de Amarante de una invasión francesa durante la guerra de Restauración.
¿Qué devociones hay a San Gonzalo?
San Gonzalo es muy querido y venerado por el pueblo portugués, especialmente por los habitantes de Amarante y sus alrededores. Algunas de las devociones que se le tienen son:
- Se le invoca como patrono de los solteros y los matrimonios, ya que se dice que favorece el amor verdadero y duradero entre las parejas.
- Se le celebra el 10 de enero, día de su muerte, con una fiesta popular que incluye una procesión, una misa y una danza típica llamada "los bailes de San Gonzalo".
- Se le honra con una imagen que lo representa con un bastón, un rosario y un perro, que simbolizan su peregrinación, su oración y su fidelidad.
- Se le reza una oración especial que le pide su intercesión y su protección.
¿Cómo rezar a San Gonzalo?
Aquí te dejamos una oración a San Gonzalo que puedes rezar con fe y confianza:
Oh glorioso San Gonzalo, que fuiste un modelo de santidad, de caridad y de humildad, te rogamos que intercedas por nosotros ante Dios. Tú que fuiste un peregrino en esta vida, guíanos por el camino de la fe. Tú que fuiste un mendigo de la gracia, ayúdanos a ser generosos con los necesitados. Tú que fuiste un dominico de la verdad, ilumínanos con la sabiduría del Evangelio. Tú que fuiste un contemplativo del amor, enséñanos a orar con el corazón. Tú que fuiste un milagroso del poder, socórrenos en nuestras dificultades. Tú que fuiste un devoto de la Virgen, alcánzanos su maternal bendición. Amén.
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