San Romualdo es un santo italiano nacido en el año 950 en Ravenna. Es conocido por ser el fundador de la Orden Camaldulense y por ser el patrono de los eremitas. A lo largo de su vida, San Romualdo realizó numerosos milagros y su devoción se ha extendido por todo el mundo.
Historia de San Romualdo
San Romualdo nació en una familia noble de Ravenna y desde joven se sintió atraído por la vida religiosa. A los 20 años, ingresó en el monasterio de San Apolinar y más tarde se unió a los monjes de San Miguel en Cesena.
Tras una visión en la que se le mostraba el camino de la vida eremítica, San Romualdo decidió fundar su propia orden. En el año 1012, fundó la Orden Camaldulense en el Monte San Apolinar, cerca de Rávena. Esta orden se caracterizaba por su vida eremítica y contemplativa, en la que los monjes vivían en soledad y dedicaban su tiempo a la oración y el trabajo manual.
Milagros de San Romualdo
A lo largo de su vida, San Romualdo realizó numerosos milagros que le valieron la devoción de sus seguidores. Uno de los más conocidos es el milagro de la resurrección de un joven que había sido asesinado. San Romualdo fue a la tumba del joven y, tras orar, el joven volvió a la vida.
Otro de los milagros más famosos de San Romualdo es el de la curación de un leproso. San Romualdo se acercó al leproso y le tocó la piel, curándolo instantáneamente.
Devociones a San Romualdo
La devoción a San Romualdo se ha extendido por todo el mundo y son muchos los lugares en los que se le rinde culto. En Italia, su país natal, se celebra su fiesta el 19 de junio. También es el patrono de la ciudad de Rávena y de la Orden Camaldulense.
En España, San Romualdo es muy venerado en la localidad de San Román de Cameros, en La Rioja. Allí se celebra una romería en su honor el último fin de semana de agosto.
Oración a San Romualdo
Oh Dios, que has dado a San Romualdo la gracia de fundar la Orden Camaldulense y de vivir una vida de oración y penitencia, concédenos, por su intercesión, la gracia de vivir en santidad y de seguir tus mandamientos. Que su ejemplo de vida eremítica nos inspire a buscar la soledad y la contemplación, y a dedicar nuestro tiempo a la oración y al trabajo manual. San Romualdo, ruega por nosotros. Amén.
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